martes, 11 de agosto de 2015

OSEAS. CAPÍTULO 1.

11Palabra del Señor que recibió Oseas, hijo de Beerí, durante los reinados de Ozías, Yotán, Acaz y Ezequías en Judá y de Jeroboán, hijo de Joás, en Israel.

El mal amor.

2Comienzan las palabras del Señor a Oseas:
Dijo el Señor a Oseas:
-Anda, toma una mujer prostituta y ten hijos bastardos, porque el país está prostituido, alejado del Señor.
3Fue y tomó a Gomer, hija de Diblain, que concibió y dio a luz un hijo. 4El Señor le dijo:
-Llámalo Yezrael, porque muy pornto tomaré cuentas de la sangre de Yezrael a la dinastía de Jehú y pondré fin al reino de Israel. 5Aquel día romperé el arco de Israel en el valle de Yezrael.
6Ella volvió a concebir y dio a luz a una hija. El Señor le dijo:
-Llámala "Incompadecida", porque ya no me compadeceré de Israel ni lo perdonaré. 7(Pero de Judá me compareceré y lo salvaré, porque soy el Señor, su Dios. No lo salvaré con arco, ni espada, ni batallas, ni caballos, ni jinetes).
8Cuando destetó a Incompadecida, concibió y dio a luz un hijo.
9El Señor le dijo:
-Llámalo "No-pueblo-mío", porque vosotros no sois mi pueblo y yo no estoy con vosotros.

Explicación.

1 El nombre de Oseas procede de la raíz "salvar" (Nm 13,8.16) y el apellido es un adjetivo gentilicio. La enumeración de reyes de Judá se debe a un compilador posterior.

1,2-3,5 Forman la primera unidad del libro, dominada por el tema del matrimonio y los hijos, con un pleito matrimonial en posición central. La disposición no es cronológica, sino por correspondencias simétricas. El breve oráculo de restauración (2,1-3), interrumpe el movimiento (nosotros lo colocaríamos al final del cap.3).

1,2-9 "Comienzan": exordio inusitado, enfático. un comienzo que define la actividad del profeta, en la cronología y la figuración. Todo comienza con un matrimonio extraño, como si ese matrimonio ocupase el puesto de la vocación de otras biografías proféticas. Este matrimonio establece un sistema simbólico que se desarrollará a lo largo del libro: amor - unión - fecundidad frente a desvío - ruptura - muerte.

          El matrimonio es una acción simbólica del tipo que asume un segmento de la vida del profeta para hacerlo oracular (celibato de Jeremías, mudez de Ezequiel, etc). El desarrollo es breve y estilizado.

         Los nombres de los tres hijos también son oraculares, impuestos en función de la profecía. El primero, Yezrael significa "Siempre Dios", es un valle a oriente del Esdrelón y está vinculado históricamente al rey Ajab y al vengador Jehú. El segundo, no-compadecida niega o suspende un atributo fundamental del Señor, el Compasivo (Ex 33,19; 34,6 etc). El Señor retira su compasión y auxilio en la hora funesta. La hija, como personaje femenino, puede representar a la comunidad y a la capital. El tercero, No-pueblo-mío, niega la fórmula de la alianza en uno de los contrayentes; en el otro suena aún con más gravedad, pues parece desmentir la revelación del nombre a Moisés, "No-soy".

        Ficción o realidad. Algunos comentaristas antiguos, tomándolo como hecho verídico, se preguntaban sobre la moralidad de la conducta. También algunos comentaristas modernos lo consideran histórico y piensan que el oficio precedente de la esposa marcó su vida y la de sus hijos (cfr. Jefté, Jue 11,1); no faltan quienes piensan en una prostituta sagrada. Prefiero otra explicación: Oseas toma una esposa que más tarde le es infiel; al revelarle el Señor el sentido trascendente del  hecho, el profeta proyecta al pasado el descubrimiento, atribuyendo a disposición de Dios el matrimonio. También hay autores que consideran todo parábola literaria o ficción profética. Ninguna explicación anula la validez impresionante del símbolo.

1,2 "Bastardos" o adulterinos. El término se usa para el hijo concebido por Tamar (Gn 38), para la idolatría de Jezabel (2 Re 9,30-37). El "país" contagiado o contaminado por los habitantes (cfr. Lv 18,25.28).

1,4 La dinastía terminó en el hijo, el reino, unas décadas más tarde. El texto lo presenta como predicción.

1,5 Recuerda la derrota de  Saúl (2 Sm 1,19-27). Parece adición.

1,7 Adición evidente para subrayar el diverso destino de los dos reinos. Lo empalma con los términos "compadecer, salvar y arco".

1,8 Según la costumbre, dos años después.

1,9 Pasa a la segunda persona, con fuerza de interpelación.

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