martes, 11 de agosto de 2015

OSEAS. CAPÍTULO 2.

 Salvación (Rom 9,26-27)

21El número de los israelitas llegará a ser 
como la arena de la playa,
que ni se mide ni se cuenta,
y en lugar de llamarlos No-pueblo-mío,
los llamarán Hijos de Dios vivo.
2Se reunirán israelitas con judíos
y se nombrarán un único caudillo
y resurgirán de la tierra,
porque es el día grande de Yezrael.
3Llamad a vuestro hermano Pueblo-mío
y a vuestra hermana Compadecida.

El buen amor: pleito y reconciliación (Jr 2-4; Ez 16)

4Pleitead con vuestra madre, pleitead
que ella no es mi mujer ni yo soy su marido,
para que se quite de la cara sus fornicaciones
y sus adulterios de entre los pechos;
5si no, la dejaré desnuda y en cueros,
como el día en que nació;
la convertiré en estepa,
la transformaré en tierra yerma,
la mataré de sed;
6y de sus hijos no me compadeceré,
porque son hijos bastardos.
7Sí, su madre se ha prostituido,
se ha deshonrado la que los engendró.
Se decía: Me voy con mis amantes,
que me dan mi pan y mi agua,
mi lana y mi lino, mi vino y mi aceite.
8Pues bien, voy a vallar su camino con zarzales 
y le voy a poner delante una barrera
para que no encuentre sus senderos.
9Perseguirá a sus amantes y no los alcanzará,
los buscará y no los encontrará,
y dirá: Voy a volver con mi primer marido,
porque entonces me iba mejor que ahora.
10Ella no comprendía que era yo quien le daba
el trigo y el vino y el aceite,
y oro y plata en abundancia*.
11Por eso le quitaré otra vez
mi trigo en su tiempo y mi vino en su razón;
recobraré mi lana y mi lino,
con que cubría su desnudez.
12Descubriré su infamia ante sus amantes,
y nadie la librará de mi mano;
13pondré fin a sus alegrías, sus fiestas,
sus novilunios, sus sábados
y todas sus solemnidades.
14Arrasaré su vid y su higuera,
de los que decía: son mi paga,
me las dieron mis amantes.
Los reduciré a matorrales
y los devorarán las alimañas.
15Le tomaré cuentas de cuando ofrecía 
incienso a los Baales
y se endomingaba con aretes y gargantillas
para ir con sus amentes,
olvidándose de mí -oráculo del Señor-.
16Por tanto, mira, voy a seducirla
llevándomela al desierto
y hablándole al corazón.
17Allí le daré sus viñas, y el Valle de Acor*
será Paso de la Esperanza.
Allí me responderá como en su juventud,
como cuando salió de Egipto.
18Aquel día -oráculo del Señor-
me llamarás Esposo mío,
y no me llamarás Ídolo mío.
19Le apartaré de la boca
los nombres de los Baales
y sus nombres no serán invocados.
20Aquel día haré en su favor
una alianza con los animales salvajes,
con las aves del cielo y los reptiles de la tierra.
Arco y espada y armas romperé en el país,
y los haré dormir tranquilos.
21Me casaré contigo para siempre,
me casaré contigo
a precio de justicia y derecho,
de afecto y de cariño.
22Me casaré contigo a precio de fidelidad,
y conocerás al Señor.
23Aquel día escucharé -oráculo del Señor-.
escucharé al cielo, éste escuchará a la tierra,
24la tierra escuchará al trigo
y al vino y al aceite
y éstos escucharán a Yezrael.
25Y me la sembraré en el país,
me compadeceré de Incompadecida
y diré a No-pueblo-mío:
Eres mi pueblo, y él responderá: Dios mío.

Explicación.

2,1-3 La breve profecía se sale del horizonte profético de Oseas. No menciona una vuelta del destierro, sino un "subir = brotar" de la tierra. Conjuga la bendición patriarcal de fecundidad (Gn 22,17; 32,13) con la promesa dinástica (2 Sm 7). El orden de los datos es coherente: crecimiento del pueblo, nueva adopción por parte de Dios, reunificación de las tribus y reinos. El cambio de nombres rubrica el cambio de situación y ancla la profecía en su contexto adoptivo.

         Donde esperábamos leer "pueblo mío", fórmula de alianza, leemos "hijos del Dios Vivo", fórmula de adopción (Ex 4,23). El título divino encaja bien en el presente contexto (cfr. Sal 42,3; 84,3).

2,2 La reunificación de los dos reinos, separados a la muerte de Salomón, bajo un monarca común, continuó siendo un sueño político de muchos. Aunque hijos de Dios, crecen arraigados en la tierra.

2,4 La fórmula es de repudio o divorcio. Pero, si todo ha terminado, ¿por qué sigue hablando?

2,4-25 En la composición actual del texto, ésta es la mejor página de Oseas, uno de los grandes poemas del AT. Poema del amor malpagado y vivo a pesar de todo; amor apasionado, dolorido, pero fuerte para vencer el desvío y recobrar a la infiel.

         El poema recrea la experiencia de un hombre apasionadamente enamorado, que, cuando la esposa lo traiciona, intenta librarse del amor para no sufrir, y no lo consigue. La paz sería olvidar, y el amor no lo permite. La llama prostituta, esperando que así dejará de amarla; pero sus palabras expresan un despecho que brota del amor. Intenta vengarse reclamando sus dones, exponiéndola a la pública vergüenza, y el amor persiste. Hasta que decide cortejarla y enamorarla de nuevo, más allá de dones y amenazas. Quizá los muchos dones hayan hecho material el afecto y sea necesario volver a él a solas y en pobreza.

      Si Oseas vivió este tremendo dolor, un día, de repente, se le iluminó desde arriba, en lo hondo de su amor dolorido descubrió apenas reflejado otro amor más alto y profundo: el del Señor por su pueblo. Como en un pozo profundo se refleja un cielo más profundo. También Dios ha amado como marido enamorado, también lo ha traicionado su esposa, y a pesar de todo sigue amando. No puede menos de amar; incluso las medidas que toma se las dicta el amor (cfr. Cant 9,6-7).

       A esos dos planos se suma una tercera voz, enriqueciendo y complicando el contrapunto: la imagen de la fertilidad de la tierra, paralela de la fecundidad humana. Semejante tejido poético brota en el cultivo de los cultos de fertilidad de los baales -baal significa señor y también marido-. Los israelitas querían venerar simultáneamente a Yhwh,, Dios de la historia, y a Baal, dios de la vegetación. Pero el Señor es celoso y no admite dioses rivales; venerar otros dioses es hacerle traición. Él se encarga de la fecundidad de hombres y campos (Dt 28,4). Si los israelitas buscan esas bendiciones cortejando a otras divinidades, el Señor los hará fracasar, para que aprendan o recuerden quién los controla y otorga, y así se conviertan a su Dios.

       El desarrollo se realiza en dos tablas antitéticas, que quizá existieron antes como piezas autónomas. Para comprender el poema, hay que tener presentes las siguientes correspondencias: Esposa = Israel = tierra, hijos / frutos, Esposo = Señor, Amantes = Ídolos. Varias partículas y fórmulas indican la articulación del poema. Adelanto el esquema:

4-6 imperativo / si no castigo
7-9 porque delito / pues bien castigo
10-15 y ella delito / pues bien castigo / ahora castigo
16 pues bien reconciliación

         El tercer pues bien (en hebreo laken) marca la ruptura del proceso lógico.

         La primera tabla se presenta como pleito o querella del esposo fiel con la esposa; la segunda como la reconquista del amor y fidelidad de la esposa. En el pleito, en vez de presentarse él en persona, encarga a sus hijos (4). Busca primero una composición por el reconocimiento de la esposa; si fracasa, el esposo tomará otras medidas o represalias (5-15). En la segunda, empieza el esposo cortejando de nuevo en los lugares del primer amor (16), añade promesas o dones (17), le toca el corazón (18) y la libera de los amantes (19), celebra con ella nuevos esponsales (21s), consuma el matrimonio (22b).

2,5 Pena de las adúlteras: Ex 16,37s; 23,29.

2,6 Recoge el tema de 1,2.8.

2,7-9 La primera medida del esposo es impedirle que se encuentre con sus amantes; así, sola y desesperada, tendrá que volver al marido. Ella delata un amor interesado: busca más los dones que el amor. La "vuelta" que se propone es puramente mental.

2,10 El hebreo añade: con ello se hacían un ídolo. 

2,11 Con cuatro posesivos rimados restaura el esposo la verdadera propiedad, deformada por el egoísmo venal de la esposa.

2,12-15 Repite con variaciones los temas precedentes. Desnudez: véanse Is 47,2 y Nah 3,3. Las "solemnidades" eran días "de encuentro". La presencia de alimañas puede sugerir la intervención de potencias hostiles.

2,15 Si ella se ha olvidado, el amor ha terminado: ¿será posible seguir? Todo depende del marido: tendrá que confesarse lo que se ocultaba: que sigue amando. Tendrá que volver a los comienzos del amor: no rechazar un amor olvidadizo, no vengarse de un amor infiel, sino reconquistar el primer amor. Al pleito sucede un cortejar solícito.

2,16-25 Ateniéndose a las fórmulas temporales de enlace, podemos dividir la segunda tabla en cuatro etapas desiguales:

2,16-17 él y ella: llamada y respuesta

2,18-19 ella y él, nombrando sólo al esposo

2,20-22 alianza con los animales; esponsales con ella

2,23-25 ciclo de fertilidad; nombres de los hijos

2,16 Comienza con la "seducción" amorosa al revés (Ex 22,15; Jr 20,2). El desierto significa a solas (Cant 7,12), el lugar del noviazgo (Jr 2,2). "Cortejar": como Jamor a Dina (Gn 34,3), el levita a su esposa (Jue 19, 2s), Boaz a Ruz (2,13).

2,17 Acor recuerda el sacrilegio de Acán (Jos 7,24). Acor (Desgracia) y Tiqwa (Esperanza) suenan parecidos a "estéril" y "alberca".

2,18 Juego de palabras sutil: no me llamaras ba´li = señor mío = esposo mío = Baal mío. Al llamarlo "esposo mío" anula la declaración del v.4

2,20 Establece la paz en el doble frente de las fieras y las armas (Lv 26,6).

2,21-22 La fórmula de esponsales es solemne. Según 2 Sm 3,14 la construcción con preposición se emplea para indicar la dote. El Señor no la paga en bienes materiales, sino en actitudes. Dos, derecho y justicia, expresan el vínculo legal; otras dos, afecto y cariño, expresan la relación personal, íntima; la última sella la estabilidad. Son actitudes que posee el esposo y que infunde en la esposa. Ella responde como sujeto de un verbo único: "conocerás", que por la intensidad del contexto no puede cohibir su referencia sexual (dicho de la mujer: Gn 19,8; Nm 31,17; Jue 11,39 etc.).  En castellano podríamos ensayar: te penetrarás de, te impregnarás de, te unirás a.

2,23-24 El esposo provee al alimento (Ex 21,10) poniendo en marcha un proceso sin fallo, un engranaje perfecto. Se supone un orden de petición y se propone el orden de respuesta encadenada.

2,25 Termina con la fórmula de alianza.

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